viernes, 14 de junio de 2013

FIN

Dobló otra ochava cualquiera -una más, no importa cuál- y se dio con ella de frente. Irremediablemente, se diría. Quedó paralizado y se miró las manos. Las sentía de pronto extraordinariamente livianas.

Allí mismo se dio cuenta de que no quedaba hilo en el carretel que sostenían.

FERNANDA RODRÍGUEZ BRIZ
Publicado en el blog peceraparahamster

No hay comentarios:

Publicar un comentario