Dedicada asimismo a la ausencia siempre presente, dolida, de mi Ginger
Me detengo
Te miro
Te miro tus ojos negros
Tu ansia controlada
Tu anhelo de libertad
Tu hocico negro
Tu lengua desesperada que juega a las escondidas
Tus orejas atentas
esperando la presencia
de quien te haya sujetado allí
No te han dejado demasiada cuerda
Te hacen sentir frustrado con el vano esfuerzo
No tienes aspiraciones filosóficas
Sin embargo,/ sin proponértelo,
puedes sentar precedentes paradigmáticos
a la escuela estoica
Me miras / Nos miramos
Me miro mirándote / Resignación
Desapego quizás
Pasa la gente
¿Qué pasará, / qué hago aquí?,
pensarás
Atado a esta barra, te veo
Anclado
Salpicado por la lluvia
Salpicado por el sol
Salpicado por el viento
Salpicado por las miradas
Salpicado por torturadores embozados
Salpicado por provocadores malvados
Un impulso indignado me dicta soltarte
El vigilante internalizado me lo impide
¿Qué harías?
Entrarías corriendo
Serías un estorbo
Mira hijita se ha soltado
Y de vuelta a la barra,
con menos espacio aún
Endurezco el corazón, entro
y sigo pensando en ti
Mucha gente
Compro tonterías
Salgo a las apuradas / No te veo
Ya de noche, despierto
Un sueño
Salgo, me visto, o al revés
Los pies me llevan al súper
Y ahí te veo sujeto, en el suelo
Me acerco, no te mueves
Me evocas a esos que dejan tiradas sus criaturas
camino al aeropuerto
¿Te habrán olvidado acaso?
Qué importa, yo no
Ahí mismo erige mi memoria apenada el monumento
El monumento al perro anónimo
Caído en cumplimiento de su inexorable destino
ENRIQUE WEICH-ISRAEL
Publicado en la revista Estrellas Poéticas 52
DE FACEBOOK - 6740 - FOTOS
Hace 1 día
No hay comentarios:
Publicar un comentario