Había, de manera inexplicable, encadenamiento de sucesos en mis sueños. Los personajes reaparecían, hilvanándose historias sorprendentes. Durante el día aguardaba ansiosa la hora de dormir, para espiar ese universo paralelo donde una lógica diferente, pura y armoniosa, reunía seres, paisajes, sentimientos.
Una noche la ví. Me ví. Ella me sonrió. Le sonreí. Me sonreí. Cuando nos abrazamos nuestros cuerpos se fundieron.
Soy feliz. Ya no necesito esperar que lleguen las noches.
Nanim Rekacz -Argentina-
Publicado en la revista Ficciones Argentinas
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Hace 14 horas

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