¿Fallido intento el de tu corazón?.
Tu divina presencia se hace verbo,
aurora de mi inquieta pubertad.
Es el perdón tranquilo de los nuestros
que se atreve a decir lo que pensamos.
-Qué belleza se plasma en tu mirada-.
Eres la dádiva del pan, del vino,
siempre poblado de experiencia, sí;
resucitas lugares que terminan.
Amistad es tu nombre legendario,
el que usas cuando el trigo es limpio, de oro.
Abres la palma de tu mano para
cubrir la contingencia de las mías
y el límite del sueño se embellece
y surgen manantiales cristalinos.
Es tu imagen extremo del anhelo,
un pincel que diseña la armonía.
¿Por qué tardas tantísimo, por qué?
Laura Olalla
Publicado en el blog laura-olalla
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