lunes, 11 de marzo de 2013

TE HABLA MI SANGRE


Si dije amor, la sangre lo sabía
por su pulso de sílabas. Los labios,
si convincentes, son controvertibles,
sus palabras escritas en el barro.
Pero la sangre es siempre fidedigna,
nace en el corazón, fluye a las manos,
no sabe de falacias, ni dobleces,
es dueña siempre del sentido exacto.
En lenguaje de sangre hablo y escribo,
se me escucha en el gozo y en el llanto,
más que en sonido estéril, porque tengo
muda la lengua y elocuente el tacto.
Decir y hacer debieran ser la yunta
uncida al mismo carro,
pero van con frecuencia separadas,
cada una su camino, en solitario.
Y la adquirida fe tórnase en duda,
por las medias verdades, o los pasos
que no van con los propios al unísono;
falaz vocabulario
el que depende de sonidos huecos,
mucho de viento, poco de disparo.
No sé qué te diré el año que viene;
si hoy digo amor, te hablo
en léxico de sangre, sin palabras,
en músculos y abrazos.
No existen garantías de futuro,
es hoy lo que tenemos; somos astros
perdiendo el esplendor de madrugada,
aún volviendo a brillar tras otro ocaso.
Cuando te digo amor, te habla mi sangre,
te hablan también mis actos.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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