lunes, 11 de marzo de 2013

SUEÑO LÚCIDO


Martina de súbito aparece (o hace como que siempre ha estado) sentada en la encimera de la cocina y además bebe algo de mi taza, que imagino que será café, aunque yo no he escuchado ningún maldito trasto. Me pregunta e insiste, con un interés que no le reconozco, qué estoy haciendo. Como si no lo vieras, estoy a punto de replicarle, irritado por la faena evidente de llenar de provisiones y útiles la mochila. No ves que preparo mis cosas antes de que me atrape el sueño; pero me doy cuenta de que nos veo a ambos, a ella y a mí, como un espectador de excepción. La luz es turbia e irreal, las formas se escapan y nadie pestañea. Entonces, cuando comprendo la trampa y pienso en pellizcarme, ella —o yo, en rigor— se echa a reír.

ENRIQUE TRENADO PARDO
Publicado en la revista Sea breve, por favor

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