Si digo te quiero, digo milagro.
Si dices me quieres, digo por fin.
Si digo cinco letras digo tu nombre.
Si señalo el mundo con mis dedos,
te señalo a ti,
si cierro los ojos, te veo,
si los abro, te vuelvo a ver.
Y no me queda más remedio que rendirme.
Te veo en el sabor dulce de tu voz,
en las páginas de mi libro de cabecera.
Te veo allí donde habita la vida.
Te siento en mis ganas de pecar,
en las frases hechas que ya no hacía,
te siento donde pensé que era imposible sentir.
Y no me queda más remedio que rendirme.
Y no me queda más que decir, que decir nada.
Y no me interesan ya más mundos que tu mundo,
ni más cuerpos que tu cuerpo.
Y ya no quiero seguir investigando, ni buscando.
Y no me queda más remedio que rendirme.
Del libro Olvidadizo de que lo hacía, quise quererte de
ENRIQUE ROJAS GUZMÁN -Chiclana-
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