Mamá preparó un par de maletas rápidamente y me llevó a una casa de monjas. Aseguró, señalando al cielo, que regresaría a por mí en una noche como aquella. Desde entonces, a cada luna llena le regalo su nombre.
BEATRIZ CARILLA EGIDO
Publicado en la revista Sea breve, por favor
Me alegra mucho que hayais seleccionado este microcuento. Es uno de mis favoritos.
ResponderEliminarGracias de nuevo. Besos