¿Quién me dirá de donde es este paisaje?
¿Quién caminará conmigo por el lodo?
¿Quién se manchará las manos?
Si nadie me sigue no me importa.
La soledad siempre fue una buena compañera,
aunque una dulce voz acariciando los oídos
anima mucho más, bastante más.
Y si en vez de una son dos, tres, cien,
todavía es más reconfortante, mucho más.
Nunca diré a nadie que me siga
porque no soy predicador.
Si tú me acompañas será
porque tus ideas son compatibles con las mías.
Del libro inédito Confusión de JOSÉ LUIS RUBIO
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