El actor/actriz camina directamente hacia proscenio. Desnudo(a). Las manos sobre el pecho, muy rojas, como em-barradas en tinta. Como ocultando algo.
ÉL ó ELLA:
No lo sabes, Amelia, pero después que te marchaste decidí comer mi corazón. Al principio no podía imaginarme cómo alguien que es abandonado come su corazón con un cuchillo de plata o de plástico. (Pausa.) Ésas eran cosas que solo ocurrían en las películas de terror. ((Pausa. Mientras habla, comienza a marcar un compás con las plantas de los pies que imite los latidos del corazón. Ritmo moderato. Accelerando. Allegretto. Cada vez más rápido.) No lo sabes, Amelia. Mi vecino vino una noche y me sugirió en pocas palabras aquello: Cómete el corazón, primero las válvulas, traga, traga, traga, y cada vez que tragues mastica antes lentamente, siente el latido del corazón agoni-zando en tu garganta. No lo sabes, Amelia. Tú nunca has tenido que comer tu corazón. Tú nunca has sido abando-nada, Amelia. Tú no te imaginas lo que es sufrir de insomnio, buscar(te) en la almohada, y luego el dolor en el pecho como si el corazón fuera una masa de cáncer que creciera dentro de tu alma, con raíces enormes en la garganta y las manos. No lo sabes, Amelia. No lo sabes. Pero aquella noche decidí comer mi corazón, masticarlo lentamente, llenarme la boca de sangre y de músculo cardíaco. Aquella noche me comí mi corazón, Amelia. (Se escucha el pitido de una máquina).
Mira.
(Pausa.)
Mírame.
(Pausa.)
Míralo.
(Pausa.)
Continúa repitiendo la misma palabra, una y otra vez, en diferentes tonos, velocidades y altura de voz, mientras la luz de proscenio se apaga lentamente.
Puede verse, en el medio del pecho del actor/actriz, un agujero profundo, y adentro una máquina de hierro que palpita.
Premio Internacional de Monólogo Teatral Hiperbreve Concurso Internacional de Microficción “Garzón Céspedes” 2012
Elaine Vilar Madruga (Cuba)
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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