domingo, 3 de marzo de 2013

NO HAY ROSAS


Una moneda de centavos recogida del piso, de al lado de una de las patas de la cama, vuelve al mismo exacto sitio tres veces al caer otras tantas, y allí permanece.

Un rayo de sol incide en el vidrio azul y enciende dentro de la botella polvorienta, la atmósfera celeste y brumosa de un jardín de cuentos.

La amante que lamenta la caducidad del plazo pactado;  la amante que irradia por el amante conseguido. El amante que pronto regresará al redil; el amante que acaba de inaugurarse como amante. La mujer que espera pacientemente; la mujer que abrió la puerta a su pesar.

Todos, todas, podrían vivir dentro de ese nebuloso jardín de la botella. Todos y cada uno, allí, con el otro elegido y en un lugar propio como el de la moneda de centavos.  Todos felices, si alguien reacomodara las piezas según cada circunstancia.

Sin embargo, nadie cambiará las reglas del juego: lo sórdido seguirá siendo sórdido y lo fuera de centro, pervertido como los huesos dislocados.
Alguien será feliz, otro sufrirá, alguno obtendrá los goces y la gracia.
Antes o después, la botella acabará por caer del estante y romperse, y la moneda, arrebatada de su sitio, será dada en un vuelto.

MÓNICA ORTELLI
Publicado en el blog nivaranicuchillo

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