Mi cabeza un mausoleo de palabras bellas.
Mi cabeza la ausencia perenne.
Mi cabeza un montón de compartimentos lastimados.
Mi cabeza el mando a distancia que abre la pasión de los abrazos en flor.
Mi cabeza la voz de un comedor de sables de brazos arrumbados.
Mi cabeza un puñado de hombros arropados por toneladas de sal.
Mi cabeza la fantasía de un escultor ciego.
Mi cabeza el hueco que deja la sombra de un muerto.
Mi cabeza el murciélago con branquias y remordimientos.
Mi cabeza un cuerpo que respira lacres de vapor de agua.
Mi cabeza la distancia al alcance de la mano.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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