martes, 5 de marzo de 2013

LA TEMPESTAD


El vendaval se lo lleva todo: paraguas, sombreros y mentes. Solo quedan cabezas vacías sobre cuerpos huérfanos de almas. Es una tormenta infernal. El cielo se desploma y caen los ángeles, maliciosos, junto a la lluvia. Entonces la ira se desata en las alturas en forma de truenos y relámpagos. La batalla parece interminable, pero pronto llega la tregua. Los cielos se despejan y sale el sol. Los ángeles se evaporan y
ascienden otra vez a las nubes, aguardando a hacer otra vez de las suyas.

Traducción: Sandra Montelpare (Argentina)
Sara Lew (Argentina)
Publicado en la revista digital Minatura 124

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