viernes, 8 de marzo de 2013
HAGAN JUEGOS SEÑORES
“La razón de la vida
es prepararse para estar muerto”.
William Faulkner.
Tras haber comprobado con mis ojos la estulticia* a la que se ha llegado en este mundo peripatético, no sé ya a qué atenerme o a qué aferrarme para dignificar mi existencia que cada vez se aleja más de la
del resto del mundo que me rodea, dice Faulkner en la cita que he elegido para encabezar mi reflexión de la semana que la razón de la vida es prepararse para estar muerto, y tiene razón el hombre, pero ¿quién se prepara para estar muerto llevando una vida de hedonismo que casi roza la perversión?
Vayamos por partes, me refiero a perversión cuando uno ve el despilfarro del que hacen honor los ayuntamientos de todas las ciudades de esta mi España “cañí” el día de la cabalgata de los reyes magos tirando sobre una ingente cantidad de seres -¿humanos, racionales?-, caramelos y productos varios. Las hordas vikingas se quedan en mantilla viendo esa ingente masa de seres tirándose por los suelos con el único fin de agenciarse una buena cantidad de caramelos, y si puede ser más grande que la del vecino, mejor. Muerte incluida, como es el caso de Málaga donde falleció un niño de seis años al ser atropellado por la rueda de una de esas carrozas preparadas para hacer del mundo una verbena como dice El Lichis con su Cabra Mecánica, “que es la falta de amor la que llena los bares…” y es la falta de razón la que
llena las calles en pos de ver una cabalgata que nos dice cómo somos y en qué mundo habitamos. ¿No hay perversión en mentirles a nuestros hijos al respecto de estos dos absurdos cuentos de Papá Noel y los Reyes Magos? No, parece que eso no es perverso sino divertido y bueno para que nuestros infantes no pierdan la ilusión. Otra cosa es hablarles de cómo vienen al mundo esas criaturas tan entrañables y tan fácilmente engañables, o sea ellos, esos niños tan maravillosos, y no digamos ya para hablarles de la muerte. Con toda seguridad mentiremos sobre ambos temas, ya es costumbre la mentira en nuestras bocas ¿para qué despertar verdades con lo desagradables que parecen ser?
Sobre el hedonismo ni qué decir tiene que esta sociedad basada en el consumo es hedonista, y no por ley natural, no, si no por una ley artificial que se llama mercado: tanto tienes, tanto comprar, tanto consumes, tanto vales, ¿así cómo se va a pensar en que la razón de la vida es prepararse para la muerte? esto es más que impensable.
Perversión, y hedonismo, porque el segundo nos lleva a la primera y no hay nada más doloroso que comprobar que el pueblo es sacado a la calle para enseñarle esa caricatura, ese esperpento, para tirarle caramelos, y para que algunos lumbreras en un arrebato de inspiración digan que ya que tiran algo le tiren al pueblo pan para mostrarle descaradamente que aquí el que parte y reparte se lleva la mejor parte.
Los reyes magos llegaron y se fueron y dejaron el suelo como si por allí en lugar de seres humanos hubiera pasado una piara de guarros, margaritas no quedaron, tampoco las había antes de la opulenta puesta en escena de las citadas cabalgatas que recorrieron las calles de un país que está en banca rota y que está siendo expoliado por gente perversa y siniestra, la misma que ordena y manda salir las carrozas con la excusa de que los niños no pierdan la ilusión, mientras con la mano en las sombras van tejiendo la mortaja en la que envolverán a aquellos que obstinados se empeñan en quitarle la ilusión a esos niños para que desde pequeños no vivan sumidos en un mentira, una realidad creada a la medida por los grotescos y perversos cerdos que seguirán haciendo de la mentira una norma para afianzar su poder,
para mantener al pueblo en la inopia y seguir explotándolo...
SALVADOR MORENO VALENCIA
Publicado en la revista LetrasTRL 55
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