El otoño de mi edad:
nostalgias desparramadas
que no saben dónde van.
Y cuando llega el invierno,
mis nostalgias envejecidas
que regresan a mi cuerpo.
Incluso en la primavera,
si nacen, andan despacio,
llenas de mucha cansera.
Mis nostalgias derramadas,
buscando cauces de un río
al que siempre falta el agua.
Enrique Alcalá Ortiz
Publicado en priegodigital
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