Podrá brindar el mar aquella espuma
que baña con su sal a tus heridas
para verte sumido en el dolor
y borrar de tu boca la sonrisa.
Tan ocultas están que no percibes
la vorágine gris que te deriva
hacia el rincón de sombras donde ocultas
hasta el mismo sentido de la vida.
No me engañas. Ya sé que tu dulzura
siempre fue falsa como tus caricias…
con la resaca amarga de la noche
sabores en tu boca, de cenizas.
Quizá el tiempo regale a tu universo
templanza al corazón que hoy ni palpita…
no quieras engañarme. En este espejo
se reflejaron lágrimas perdidas.
Yoli Rotenberg -Argentina-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
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