sábado, 19 de enero de 2013

TELARAÑA EN EL TIEMPO


Ordenando el desván de la memoria,
arrojando cien nombres a las piras, decenas de promesas en los sacos, algún par de ilusiones en desuso, antídotos superfluos y costumbres,
creciendo como herida entre las sombras,
por desamparos grávidos de sueño,
sollozo al sur detrás de los azogues,
telaraña en el tiempo del olvido,
me asaltó la impiedad de tu perfume.
Me atrapó en sus sutiles filamentos
y encabritó la piel hasta encontrarme habitando la huella de aquel beso que sostuvo el amor cuando la sangre no conocía de otras plenitudes
y esbozaba ese cielo casi triste
y en las almenas rotas del crepúsculo tornaba imprescindibles los arpegios con suaves transparencias de racimos, impecables, magníficos, azules,
allá,
bajo remotas orfandades,
donde el polen fundaba la distancia y sus dulces primicias colmeneras convocaban,
por sendas escondidas,
los enjambres volátiles de octubre.
No sé dónde estarás,
Quién,
a tu lado,
ama esas manos de perfiles largos,
cual será el uniforme de tus días,
con qué mordazas callarás mi sangre,
mis ojos de angustiada mansedumbre.
Sólo sé que a pesar de tantas fiebres, de tanta adolescencia transitoria, de tanto llanto, tantas cicatrices,
de tanta ingenuidad avasallada, de tanta muerte solitaria, impune,
somos tan sólo pulcros sustantivos
sin presagios, sin magia, sin ternura,
simulando prudentes ignorancias, evadiendo gavillas de miradas, suspicacias de astutas multitudes.
Aunque,
dentro del alma,
inevitable como el puente de luz en la llovizna,
sollozo al sur,
detrás de los azogues,
telaraña en el tiempo del olvido,
ascienda por mis pieles tu perfume.

Del libro A espaldas del silencio de NORMA SEGADES-MANIAS
Publicado en Editorial Alebrijes

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