Hoy vuela una paloma enferma, pasea su mirada por el mundo que se deshilacha en angustias; pedazos de su carne quedan en las esquirlas ‘humanitarias’ de los cínicos; dulzura de sus plumas sepulta corazones de recién nacidos estallados de hambre. Pasea su mirada y constata mundo.
El hambre es guerra: Los huesos de los niños de las grandes capitales amanecen pegados al cemento; algunos entretejidos en racimos humanos para calentarse del viento de la indiferencia, otros apuñalados: con la retina muerta y el cuerpo saqueado. Frías las madrugadas y frías las miradas de la sociedad cuya empatía es asesinada por manipulaciones y terror; siniestramente cálido el abrazo del pegamento. Duelen las articulaciones del alma.
La explotación es guerra: se pierden manitas infantiles en el socavón. Siniestras esmeraldas devoran retoños de vida, nauseabundas canteras depredan sonrisas, prostíbulos despellejan ternuras, mientras el banquero alcanza fortunas inusitadas. Asimetría expele gargajos entre bambalinas, antes de posar en el cinismo.
Sobre la piedra del lavadero una niña reducida se debate entre toneladas de ropa sucia, desgajando sueños infantiles: quedan encarnadas sus uñas y su porvenir en la casa de la Doña. Barre el piso, sube el desayuno, limpia la casa, extiende la ropa, prepara el almuerzo, baña al perro, arregla la cocina, pule los muebles, prepara café, escapa del señorito, plancha la ropa, recoge a los niños en la parada del autobús, prepara la comida, ordena juguetes, termina de doblar la ropa, se cae del cansancio, sirve la comida, recoge la ropa sucia, ordena la sala, lava los platos, se cae del cansancio, escapa del señorito, lleva una bandeja, corre por la casa, sube y baja escaleras… ya son las 24h00 y sus 13 años no dan más, en unas 5 horas estará nuevamente preparando el desayuno.
La paloma de la paz ya no quiere cargar una rama de olivo de fibra sintética; necesita cargar un pan, un lápiz, un libro, una guitarra.
Por elevar sus reivindicaciones, a la paloma de la paz la sindican de rebelde, la encarcelan y la tachan de ‘terrorista’.
Azalea Robles
Publicado en la revista Movimiento Internacional de Escritoras
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