Dos filas de pedigüeños
entre la niebla,
entre las piedras de una iglesia,
con sus ropones y rostros deformes,
estampa colorida de la vida,
pelean por la limosna que les alivie,
vendido sus orgullo hace siglos
a cambio de su humillada
y ofendida dosis de alcohol.
Los párpados de dos filas de pedigüeños,
estiércol acumulado entre nieblas,
entre piedras
entre iglesias,
esperan impacientes la fuerza floreciente
que les ayude en su morir cotidiano
de una vez por todas
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-.
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