Un libro, se sabe, nunca está terminado hasta que no está editado. Hace años que llegué al final de una novela, y todavía le estoy terminando su peinado, esculpiendo sus uñas. Le saco barritos y le inhibo granos. También borro algunas arrugas, sólo las que restan en la historia y están sólo para no hacer nada. Mañana lustraré sus zapatos y le daré un poco de cuerda. También limpiaré sus zapatillas superpuestas y lubricaré sus notas musicales más graves. Le daré más oxígeno a sus pulmones, y mantendré sólo el humo necesario para que haya poesía. Le agregaré ojales y botones a su traje. Pestañas como arañas en sus ojos y los más bellos balcones a su alcance. Yo me siento en uno de ellos y toco sus ojos; estoy enamorado de lo que no he terminado, porque todavía no está editado.
ALEJANDRO CARRIQUE -Argentina-
Publicado en la revista Gaceta Virtual 74
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