Conocí tu mano en el cálido tacto,
en lo dulce,
en lo hondo.
Conocí tu mano
en la voz del camino,
en al agua brillante,
en la luz,
en los cielos.
Conocí tu mano
en la flor solitaria,
en la sima profunda,
en la nube,
en el barro.
Conocí tu mano,
y seguí por la tierra,
en el polvo,
en el hambre,
en la sed.
Aún te busco.
Del libro El silencio se estremece de
ANTONI ABDO
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas
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