martes, 1 de enero de 2013

CONSTANTIN KAVAFIS


(Alejandría, 1863 - 1933) Poeta griego. Fue el menor de una familia de nueve hermanos. Su padre, Juan Cavafis, fue comerciante y su madre, Jariclea Fotiadis, procedía de una familia noble de Constantinopla.
Después de la muerte de su padre, acaecida el 10 de agosto de 1870, se trasladó a Inglaterra, donde
permaneció en Liverpool y Londres desde 1872 a 1878.
Inició sus estudios y aprendió con total perfección la lengua inglesa. Después, regresó a Alejandría y
completó sus estudios.
En 1882, debido a los disturbios políticos que acabaron con la ocupación de Egipto por los ingleses, abandonó de nuevo su ciudad natal. La familia se trasladó a Constantinopla y permaneció allí hasta el mes de octubre de 1885.
Después, regresó a Alejandría y el poeta sólo abandonó la ciudad con motivo de unos viajes que realizó a París en 1897, a Londres en 1901 y a Atenas en 1903.
Sus primeras publicaciones comenzaron en 1886. Los poemas de esta primera época, románticos en su concepción, siguen la línea de D. Paparrigópulos, con evidentes influencias de Hugo y Musset. En 1891 publicó en una hoja suelta un poema titulado “Constructores” y en 1896 escribió “Murallas”, un poema ya completamente cavafiano, donde ofrece la trágica realidad de la vida, el aislamiento del mundo y la soledad existencial.
Cavafis renegó de muchas obras que no llegó a publicar. El corpus de los poemas “reconocidos” suman un total de ciento cincuenta y cuatro, todos ellos breves. Sus poemas circularon en pequeñas hojas sueltas y en privado. En 1904, en un pequeño fascículo, publicó catorce poemas y en 1910 los volvió a publicar añadiendo siete más. Desde 1912 publicó hojas sueltas con las que compuso colecciones, ordenándolas cronológicamente o temáticamente.
Cavafis elude la expresión emotiva directa, disimula el tono personal y afectivo, y todo ello motivado por su especial idiosincrasia altiva y tímida al mismo tiempo. Su poesía da cabida a la melancolía del pasado, al sentimiento de temporalidad, al recuerdo y a la historia. El sentimiento de la vejez, la muerte y el tiempo son constantes en su obra.
La vejez, en poemas como “La ciudad”, “Un viejo”, “Muy raramente”, etc; la muerte, en “En el puerto”, “En el mes de Athyr”, “Epitafia de Antíoco, rey de Comegene” y otros más. La brevedad y la sencillez de estructura “aparente” confieren a los poemas un matiz inconcluso.
Sus poemas, según Politis, pertenecen a tres campos diferentes: filosófico, histórico y erótico o sensual. El trasvase de un área a otra es cosa frecuente. De este modo, los poemas históricos servirán de medio de expresión de su erotismo, de su filosofía y de su didactismo. La lengua empleada ofrece una serie de peculiaridades. Con la mezcla de griego purista y demótico, aunque la base de su lengua sea el demótico, Cavafis se nos aparece como un espíritu selectivo, ecléctico y crítico que aprovecha los rasgos de uno u otro en función de sus conveniencias métricas.
Esta mezcla impregna la mayor parte de su producción. Posteriormente, los poemas se encuentran escritos en demótico, excepto algunas palabras y construcciones sabias, en ciertas ocasiones con una clara voluntad de estilo.
Cavafis trabajó cuidadosamente hasta el último detalle de todos sus poemas. Pese a ello, la gramática no es siempre perfecta, por lo que la crítica considera estos descuidos como rasgos de estilo, ya que la mayoría de las veces son deliberados.

Publicado en la revista LetrasTRL 53

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