Brillo de estrellas
entonan el ruego librero en muchedumbre
cuando el piloto aprende a morir con el canto
de la Luna. Y tú podrás
cortejar con sabor a nido
tan arriba como quiera
el espolvoreo del rey en cada pestañeo
pero sin fácil travesía
hacia la manada.
Manuel Galisteo Jiménez -Aguilar de la Frontera-
Publicado en la revista Nueva Grecia 1
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