Busco la paz que no tengo,
atenuar la angustia plena,
estar preso sin condena
sin saber si voy o vengo;
desde el miserable atuendo,
como un clámide de pena,
trazo en la noche serena
mi glosa sin abolengo,
como pátina la extiendo
y estimo que voy cayendo
hacia un páramo de rito;
y en el futuro que espera
una muerte compañera,
veo mi rostro en el mito.
Del libro Hebras de Plata de Rodolfo Leiro -Argentina-
Publicado en la revista Con voz propia 52
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