miércoles, 19 de diciembre de 2012

ADIVINANZA


Tiembla su presentida validez en el aire,
en la flor que deshoja al descender al grano.
Sostiene entre sus alas el zócalo del viento
para darnos la elíptica noticia de su vuelo.
Ronda concéntrica es su espiral de plumas.
Trino que se sostiene con la apétala garra
en la tangente de un giro
que circunda su burbuja en el aire.
Toma su elevación. Gira, se eleva,
es breve su canción porque la altura
ha dado a su pupila el redondo horizonte de la tierra.
En el bauprés que hiende por las alas
traza su geometría: caracol en el aire
bebiendo su camino.
Apenas un suspiro por su pecho gotea
la insinuación de tiza
para marcar la huella de su efímera flecha
en el rostro dorado de la tarde.
Nieva sobre el pantano. Corola en el crepúsculo
elevando el plumaje transparente
hasta darnos su aérea enredadera.
Después de la conquista de la rama
rompe su ligadura con el suelo.
Cruza con su esplendor la cordillera
signándole su ruta a la esperanza.
Lo ha cincelado el viento
y una ingrávida estrella le atribuye
la facultad de penetrar al cielo.
¡Astilla de la luz….!
Heraldo te declara el canto y la espesura,
pajecillo del sol crucificado
sobre las cuatro aristas del lucero.
Tú que llevas la rienda de los vientos
bajo el triángulo abierto de las alas,
alumno de la música,
toca con tu misión de ala irremediable
la frente intangible de mi sueño,
para poder fundir mi interrogante
al claro microsismo de tu vuelo.

BRÍGIDO REDONDO -México-
Publicado en la revista Oriflama 18

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