jueves, 11 de octubre de 2012

UNA VOZ

Tu voz me ha sobrecogido.
He sentido hasta miedo
porque aquí no hay nadie.
Pero, juro, que he oído
un soplo de aire en la espalda
y un cosquilleo
en mi oreja izquierda.
Pero aquí, lo vuelvo a jurar,
sólo hay oscuridad,
una oscuridad silenciosa,
que desgarra los ojos.

No sé quien habla, no es en la calle,
y aunque estoy solo oigo una voz
que no conozco, que no es la mía.
Empiezo a dudar de mi soledad
y presiento a alguien escondido
en algún rincón que no alcanzo a ver.

Descúbrete, deja que te vea,
dime tu queja a la cara
para que conteste tus dudas
y entiendas que no es mía la culpa
que enredaron en una espiral
que no pude detener, que me fue
consumiendo y casi destruyendo.

No te ocultes en las sombras
muéstrate que sepa quien
critica mi proceder sin saber
que mi corazón se debate
entre el amor y el odio
sabiendo que el odio destruye
el pensamiento y detiene el latir
de todo corazón que ama.

He encendido la luz
y las sombras han huido
por la ventana sin darme
tiempo a verles la cara.
Estoy iluminado y solo
y la voz sigue susurrando
un mensaje duro y contundente.

JOSÉ LUIS RUBIO

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