Aquél violín que compré en una subasta en el 2000,
te acompañó mientras estudiabas en Francia
hasta tu primer concierto en Berlín, en el 2005.
Ahora está allí, en su estuche marrón impecable
reclinado en un sofá en el centro del living, en tu casa.
Hubo mucha pasión, lo sé.
Despedirte fue tan triste que cuando lloraba,
agradecía las lágrimas porque me hacían sentir vivo.
Hubo mucha pasión, lo sé.
El erotismo de una pelirroja nunca se olvida.
Todavía atesoro ritos sutiles, sabores singulares.
Vagabundos, fuimos gastamos los años zigzagueando:
acierto-error, acierto-error.
Hoy mi espíritu y tu violín laten al ritmo de un mundo sordo,
donde la locura se ríe a carcajadas de la verdad.
Alfredo Lemon -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche 46
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