viernes, 26 de octubre de 2012

LA FIESTA OSCURA


Me quedé sentada junto a él toda la mañana. Bebí su calor.
A las seis de la tarde el aire se fugó del cuerpo de mi padre.
En la cocina encontré a mi madre con sus manos empapadas. Siempre fue muy valiente en los entierros. Abracé su quietud blanca y nos cubrió el silencio.

La copa de sidra que tomé con él la noche de Año Nuevo seguía sobre la mesita de luz. Busqué el traje marrón, el favorito de sus fiestas, y lo perfumé con su Fulton.

Desde el pasillo escuché a Marta: - ¿Cómo lo van a enterrar sin zapatos? Tanta palabra detenida. Lo único que quería oír era el latido de su voz.

El aroma a cuero invadió la sala del velatorio.

Al otro día volví a su habitación, sus zapatos, los que él mismo cosió, estaban allí. Pensé: “El zapatero se fue con los pies desnudos”.

Entré a su taller. La mesa estaba cubierta de cueros, clavos y martillos. Acaricié las cicatrices de su trabajo. Un mocasín inválido mostraba la lengua.

Veinte años después la misma mesa vive cubierta de libros, aquellos que me compró con sus labrados cueros. La misma, donde escribo este punto final.

Del libro inédito la Fiesta oscura de SILVANA BONACCI -Argentina-
Publicado en la revista Fuegos del Sur


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