jueves, 25 de octubre de 2012

ESTIGMA


Ahí está.
Absoluta.
Como si todas las cadenas,
como si todos los usos,
como si toda la crueldad
de todas las que existen
se resumieran en ella.
La que protegió un barco
amarrándolo.
La del cuello de una mujer.
Las que aprisionan desde adentro.
Mata el puñal.
Torturan las cadenas.
Ya no escapa.
Ya no puede liberarse
de sí misma.
Inevitable.
Ya no hay agrado
en ver ninguna,
así como se niegan
las invisibles.

Gabriel Urribarri (Chile)
Publicado en la revista La Urraka 31

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