sábado, 20 de octubre de 2012

DESNUDO FRENTE AL ÁNGEL


No era tiempo de asombros, de repente
tu mano se juntó a la mano mía,
y sin querer mi ocaso se vestía
de overoles de música en la frente.

De pronto el agua como si era puente,
de pronto el puente como si alegría,
y una guitarra tonta al mediodía
rasguñando las cuerdas del poniente.

Un pájaro tu risa. Tu manera
de tenderte a mi sombra y mi palmera
cuando mi hielo tu fulgor vencía.

Tu recuerdo en la puerta del olvido
y este enjambre de sueños sin sentido
me desnudan la carne todavía.

Rodrigo Pesántez Rodas, Ecuador
“Premio José Vasconcelos”,  1996
Publicado en la revista Carta Lírica 17

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