SÍ, SOY

Si me despierta el archipiélago de la noche,
soy un hueco vacante y yermo.

Si recién despierto sueño con las esquinas
de lo imposible,
soy el rocinante de oro que clava sus bastones
en el lodazal.

Si me levanto de la cama con antenas por pestañas,
soy el lento palpitar del merecimiento.

Si en la mañana goterones de ciénagas clavan
las venas de mis brazos,
soy la boca de un túnel tonto y deslumbrado.

Si en el atrio del mediodía una palabra golpea
la cueva de mis arpegios,
soy el eco de la luz del umbral de la creación.

Si al atardecer el vuelo de millones de pétalos cabe
en tu pupila,
soy la paz de la importancia.

Si en la noche las sienes carmesíes caminasen
como semillas a su nido,
soy el hombre tierno y duro que florece como labios.

Si cierro los ojos porque escucho
la canción más triste de la vida,
soy el feliz espejo del que no necesita recordar.


GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-