Hola,
No sé si estarás leyendo esta carta o la habrás tirado al ver que soy yo el remitente. Si no la estás leyendo, lo entiendo, aunque así pierda la posibilidad de sincerarme contigo. Que te haya dejado no significa que haya dejado de quererte.
Si quieres, podemos pasear por la playa y respirar la brisa que de alguna manera nos llevará a nuestras nuevas vidas.
O quizás, podríamos visitar un lugar con el que hayamos soñado alguna vez.Tal vez, París, Roma, New York...
Has de hacer cosas diferentes para que la tristeza y la nostalgia vayan despareciendo, puedo ayudarte. Ojalá me dejaras estar contigo en esta mala racha. No puedo ser feliz, si sé que tú estás sufriendo. Últimamente sólo me acompaña la soledad, pero no me siento solo. Me permite pensar, me inspira y trae la paz. Sin embargo, pienso que ella no ha de ser tan buena para ti, no es buena amiga del dolor, sí de la calma, sí de la verdad.
¿Sabes? No he muerto. No actúes como si esto hubiera ocurrido, por favor. No estoy en situación de pedirte nada y es algo que todos sabemos, mas no me entierres. Saber que no podré consolarte nunca es como estar en el fondo de una piscina sin poder respirar. Deseas llegar a la superficie y llenar tus pulmones de aire, no obstante me hallo en la profundidad y vivo en el instante en el que te das cuenta de que ya no volverás a resollar.
Sé mi amiga, mi dulce amiga.
Quédate en mi vida.
Me has hecho muy feliz siempre.
No podía mentirte. Mi amor por ti se acabó.
No me preguntes cómo porque ni yo lo sé. Odio que haya pasado. Lo he afrontado por ti, no puedo engañarte.
Ojalá me entiendas.
Con esta esperanza me despido.
Te envío un beso, el primer beso de amigos. Guárdalo al menos con esta carta.
Que no se acabe aquí.
Publicado por
MARÍA JOSÉ BERBEIRA RUBIO (Castelldefels) en su blog dondehabiteelolvido-airama
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