Mi cita es con el río, la pradera,
el sendero del bosque, el oleaje.
Siempre están, ni reproche ni chantaje
regulan su acogida por la espera.
El diálogo es gentil, a su manera;
su idioma no requiere aprendizaje.
Me hablan a pinceladas de paisaje,
rumor, color, aroma, primavera.
Sólo hay una estación para quien busca
belleza, alianza y paz, y no se ofusca
en rastreo de inciertas utopías.
Voy a su encuentro, saben sonreírme,
me circundan extáticas, y al irme,
quedan tristes, como ánforas vacías.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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