… Esta mañana he caminado por los campos castellanos relajado y visualizando su belleza, con la primavera en plena ebullición y el colorido de las amapolas y los lirios, todo un canto de belleza hacia el Creador. Y ese verde clorofila que despiden los páramos y que dentro de poco la semilla germinará y se convertirán en dorados para ser segados... el campo en éste momento está majestuoso, rezuma poesía auténtica y es una sensación sublime poderlo contemplar con los ojos extasiados, porque eso demuestra que a pesar del cambio climático la Naturaleza es sabia y se sabe regenerar hasta ahora, mañana ya veremos que ocurre, si nadie para tanta contaminación y agresión.
La Naturaleza sabe cuando los árboles se han de despojar de sus hojas y cuando han de brotar y volverse amarillos y multicolores para morir en otoño, como los humanos que nos deprimimos con menos horas de luz y los días grises y tristes que nos hacen evocar que somos mortales, que todo tiene un ciclo de movimiento, juventud, madurez, vejez y vuelta a la tierra que nos dio la vida, al polvo eres y en polvo te convertirás.
El caminante solitario va meditando en silencio sus cuitas terrenales, va proyectando en su cerebro sus proyectos inmediatos, sus ilusiones vitales, sus sueños, sus utopías incumplidas y a la vez nutre su corazón de la luz solar, de los paisajes “cuasi divinos”, de los silencios, del trinar de los pajarillos siempre contentos y le invade una sensación placentera que por desgracia olvida al llegar a la ciudad y meterse de nuevo en la vorágine mundana, con las prisas, el estrés, el ir como locos de un lado para otro y uno se pregunta ¿Para qué esa obsesión de ir deprisa a todos los sitios? porque así no se disfruta de la vida plenamente, se malvive y se pierde calidad de vida y el cuerpo en el futuro pasará factura por haberle maltratado tanto. Camina más hombre posmoderno y tu corazón te lo agradecerá…
Juan Montero Lobo “Visnú” -Segovia-
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