“Una palabra sorberá mi sangre desbocada
mi vida / mi correaje de furia / mi pie exangüe”
La última tierra. Teófilo Tortolero.
Hoy abrí el pecho rasgué tiras de piel
trozos de entraña salpicadas de rabia
llené de contenido el vocablo vacío
hurgué en el abanico sígnico
La palabra voló sobre muro de piedra
y memorias sepultadas por el olvido
Cruzó el espacio ingrávida desbocada
empujada hacia el sur
Signo disperso trastocado en eterno
Palabra mito portando mil significantes
Ya no es mía… es ajena de otros…
sin límites fronteras ni sellos personales
Símbolo ardiente subversivo tal vez
enhebrado en plena madrugada cual escupitajo agresivo
en vigilia de violentos espasmos
Palabra conjurante encharcada en saliva y vino
huyó de la página rasgó máscaras astilló espejos
denunció la vacuidad del desamor
lo hiriente del desprecio la espinosa injusticia
Huracán de fuego
golondrina viajera rumbo a la libertad
azarosa escapó fugaz a la otredad
Yo sigo en cautiverio grabando un epitafio
en dimensión transicional
para huir de la trampa del abismo
Sigo envuelta en la materia oscura
No se ve pero está
El otro inapresable
invisible tal vez o enmascarado
tejiendo minutos de la red virtual
acentuando la nostalgia de pieles
¡Cómo envidio el alero de tejas
donde posar el ala en viaje al infinito!.
Palabra de sangre
Luego de la muerte
sólo un ojo ciego tan ciego...
Carmen Campos Pino Maracay, Venezuela
Publicado en la revista Isla Negra 316
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