Qué nostálgicas tañen las campanas
en las tardes lluviosas, al ocaso;
tienen sonido de almas en fracaso,
más abatidas cuanto más lejanas;
como si las preciadas porcelanas
de gozos acopiados paso a paso
fueran quebrándose, como si acaso
se nos cerraran todas las ventanas.
Desde lo alto de cada campanario
vuela su voz en tono funerario
que cada cual entiende a su manera.
A mí me rompe el alma, aunque no entiendo
por qué me afecta lo que voy oyendo,
pero todo mi ayer se me aglomera.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Angeles-
DE FACEBOOK - 6746 - INTENCIONES PARA 2026
Hace 10 horas
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