En el tugurio de rameras, la soledad me atrapó lentamente,
tras recorrer callejones inmundos poblados de jovenzuelas impúdicas
moviendo su lascivia al son de acordes desenfrenados.
Las putas, cubiertas de rimmel y pinturas lujuriosas
se acercaron a limbar mi cartera como sanguijuelas
envolviéndome con sus brazos pecaminosos.
Con mi ira atrincheré a las furcias
tras la barra prostituida de alcoholes y mercachifles monedas
Y me quedé solo con mi hombría...
JOSEP ESTEVE RICO SOGORB -Elche-
Anteojeras
Hace 18 horas
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