El mar invade las calles
y hasta se mete en las casas
pero los turistas con agua
hasta la rodilla siguen
la ciudad recorriendo
llenando sus ojos
y su memoria
con las bellezas venecianas.
Hoy las calles son canales
y pasear no es nada fácil
aunque los secretos de esta ciudad
todos quieren conocer y descubrir.
Yo he querido aprovechar el momento
y recorrer en una góndola imaginaria
los magníficos edificios de esta Venecia
que en Carnaval se oculta
tras enigmáticas máscaras.
Sería maravilloso morir
en una ciudad como Venecia
porque si hay que morir
hacerlo al menos en un paraíso.
Pero yo no pasearé las calles
ni navegaré los canales venecianos
porque ni mi barco, ni mi avión
pararán en esos puertos.
JOSÉ LUIS RUBIO
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Hace 12 horas
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