Me he equivocado al elegir
pero estoy a tiempo de cambiar
el camino que me lleva a ti.
Quiero gozar tus palabras
intensamente como el último
mensaje y repetirlas a voces
a los cuatro vientos.
Son palabras sencillas, fáciles
de entender y asimilar.
Nadie se quejará cuando
las escuche porque habrán
penetrado en su cabeza
y allí irán reproduciéndose
como cualquier diminuta semilla
y después saldrán por la boca
como un fruto carnoso y maduro.
Se encontrarán nuestras palabras
en el camino y siendo iguales
serán muy, muy distintas
porque nunca tus frutos
se parecerán a los míos
aunque su origen sea el mismo.
JOSÉ LUIS RUBIO
martes, 17 de abril de 2012
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