Apáguense esas voces, desteñidas
de acordes o conceptos. Son tambores
redoblando en la noche, y sus clamores
sólo hayan eco en almas ateridas.
La idea es luz, y es fuego, y abre heridas
a golpes de verdad, mas sus dolores
son de parto, otorgando a los autores
paternidad de glorias encendidas.
Esas voces no piensan, son el eco
de otra voz, de otro ruido, gris y hueco,
fragor de trueno sin actual mensaje.
Cállense ya. Vuelva el cerebro agudo
a emitir silogismos, que desnudo
de innecesario grito es su lenguaje.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
DE FACEBOOK - 5729 - PAPELETAS
Hace 16 horas
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