Ahora no existe la trinchera del oasis virtual,
Ni la elástica y volcánica muralla, aliada invisible.
Ni el viaje en noria con vistas al exhausto y vibrante infinito.
Ahora el culpable desatasca el exótico curso de un río oscuro
Que se reencuentra con la vida después de su intento de suicidio.
Ahora la electrocutada cartografía mimetiza el desnudo entorno,
Bajo la aparente calma no contaminada el cisne negro paladea
La insustituible inquisición y el idioma de la muerte.
Ahora las imágenes borrosas fluyen con rumbo al atardecer de los excesos.
Ahora el pájaro moribundo celebra una fiesta de despedida.
Ahora comprendo que la sombra del ciprés no siempre es alargada.
Ahora … también el amor acaba matando…
PILAR REDONDO -Córdoba-
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