2216Vino la luz al mundo. Fue una hoguera
incendiando las almas; cada una
tuvo su propia llama, pregonera
del manso fuego que nació en la cuna,
brote de tan radiante primavera,
en noche de ángeles, amor y luna.
Vino la luz, la redención, la vida,
que abraza a todos, que a ninguno olvida.
2217Estás hecha de brisa,
de murmullos, de miel, de borboteo;
se cruzan en ti vientos y oleaje.
Mucho más Afrodita que Artemisa;
mucho más que alboroto, ronroneo;
tanto de acción y tanto de lenguaje.
Esquematizas el gentil trinomio
de mundo, carne y servicial demonio.
2218Me has encendido, y al arder la vela
sobre mi palmatoria,
se me inflaman la noche y el cerebro,
y el alma toda se me desnivela,
durmiéndoseme ociosa la memoria,
y por ti, y a tu lado, lo celebro.
Sólo hay sombras allende nuestro entorno,
la quintaesencia aquí, y allí el adorno.
2219Sigo hablándote. Sé que no me escuchas,
y tampoco lo harías si me oyeras.
Hay un desierto gris que nos separa.
Mi diálogo es monólogo. Son muchas
las cosas que no dije, las esperas
a que tu intimidad no se acercara.
Para no reventar hablo y me explico.
Y me escucho, y me entiendo, y no suplico.
2220Te vi en la librería.
Eras un arbotante de mujer,
como intentando sostener el muro.
Y si yo acaso, estremecido, un día
en peligro estuviera de caer,
¿tenderías tu brazo a mi futuro?
FRANCISCO ALVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
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