Esopo y las circunstancias Una fábula de Esopo: “Un hombre con canas tenía dos amantes, una joven y otra vieja. La de más edad, avergonzada de tener trato con uno más joven que ella, no dejaba, cuando venía a estar junto a sí, de arrancarle los pelos negros. La más joven, tratando de disimular que tenía un amante viejo, le arrancaba los blancos. Y así, depilado por turno a manos de una y otra, llegó a quedarse calvo.”
Y así, al igual que el cuentecillo español del hombre y el niño que van con el burro, nos encontramos en la vida: todo el mundo tiene su opinión y no podemos dejarnos llevar por el oleaje, porque nos llevaría de un lado para otro, sin rumbo fijo.
Hay que hacer lo que hay que hacer. Quizá, el auténtico ser humano libre sea el que va contra las circunstancias de su tiempo y contra la opinión de la mayoría, como dijo Nietzsche, y todo lo demás no sea sino vivir al ritmo que marcan otros. Dejarse llevar puede significar quedarse calvo –vacío- de esperanzas y de memoria.
El camino. Eso es lo único que importa. El camino que nos marquemos. Lo demás es superfluo, como la vida misma.
Francisco J. Segovia -Granada-
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