2531Hay una calle oscura, retirada,
y una noche aromática, ascendente.
Y hay un hombre avanzando lentamente
hacia tu casa, y tú, malmaridada.
Tras la persiana oculta, ves su sombra
destacarse y hacerse más visible.
Abres la puerta, te haces disponible.
Amplio festín de amor sobre la alfombra.
(¿No hay un lecho en la casa? Ciertamente,
para dormir. Pero esto es diferente)
2532Hablo en voz alta al escribir en verso,
sin interlocutor, sólo conmigo;
mensaje que arderá en el universo
como una estrella más, y cuanto digo
será en lenguaje inescrutable o terso
según quien mire el parpadeo. Abrigo
la esperanza en mi espíritu, no obstante,
de que quien lo oiga, lo halle estimulante.
2533Si me detengo en ti es porque te pienso
más como hogar que albergue de camino;
alguien que me adormezca al peregrino
que hay en mí, y deje su atlas en suspenso.
Sin promesas ni esbozos de mañana,
pero también sin la apremiante urgencia
de reiniciar la marcha, convivencia
sin fechas ni horas, plácido nirvana.
2534Hay silencios que suenan a portazo,
si bien la entrada permanece abierta.
Ni parece la casa estar desierta,
ni quien llama va en busca del abrazo.
¿Qué recelos la habitan, o qué miedos
de enfrentarse a un pretérito ya inerte?
Un rojo brindis por la buena suerte
ni amenaza presentes ni urde enredos.
2535Más que complicidad, era bostezo.
¿Cómo llegué a su umbral? Hay situaciones
de que el futuro logra avergorzarnos.
Mas fui gentil. Tal vez yo fui tropiezo
que ella hubiera evitado, y las razones,
aparte de las mías, de esquivarnos.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Ángeles-
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