ARACENAPérdida en Sierra Morena,
oyendo un fandango de Almonáster,
está Aracena blanca y bella,
y en sus entrañas la magia,
el misterio, lo inmenso, lo increíble.
En las sombras el agua cae, resbala,
armónica, rítmicamente,
formando columnas, ascendentes, descendentes,
blancas o de colores, que los ojos,
siguiendo un extraño compás,
asemejan a objetos cotidianos.
En la sombras brillan lagos
de aguas cristalinas donde
la imaginación ve ciudades
sumergidas donde sólo hay piedras
que intentan recordar la vida
que en ella nunca fue vivida.
Aracena, blanca, bella,
misteriosa, mágica, soñadora,
oculta entre montes grises,
canta y lo hace, como toda Huelva,
sin dudar, por fandangos.
JOSÉ LUIS RUBIO
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