EL GASTORBajo le Algarín impasible,
blanco,
huyendo del frío viento,
esperando,
que pase el tiempo ligero,
esperando,
que una nueva primavera
haga vibrar todo su cuerpo,
desde los cimientos a los tejados,
y a golpes de azada,
de martillo o de turismo,
renacer de nuevo más blanco y reluciente,
duerme El Gastor pueblo pequeño,
sencillo y florido.
JOSÉ LUIS RUBIO
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