2201A ti he venido en ansiedad de abismo,
como quien nada tiene y quiere todo,
consciente de que un día partirás.
Mezclando estoy euforia y pesimismo,
y a ambos inevitablemente me acomodo.
Cuando te pierda, miraré hacia atrás.
2202Si debes alejarte,
deja conmigo la gentil silueta
de tu sombra, tan fiel y tan discreta
en tantas horas en que pude amarte.
Siempre adosada a ti, siempre a mi lado,
duplicando tus propios movimientos.
Tal vez responda a mis requerimientos
con la complicidad que has olvidado.
2203Miro hacia dentro a veces,
y mi propia visión me contraría;
paisaje de arideces
que ayer en sinfonía
de rojos, verdes, grises prorrumpía.
Conozco los factores
de tan infortunado deterioro.
Tal vez estos dolores
de hierro se hagan de oro
regresando el amor que tanto añoro.
2204Cada noche apareces
al fondo de mi espejo, y al mirarte,
en total desnudez, me perteneces
como si no estuviéramos aparte.
Temo apagar la luz; tan frágil eres
que tu imagen se desvanecería,
aunque en mis añoranzas nunca mueres,
y de hacerlo, te resucitaría.
Me acuesto al fin, cubriéndome en el lecho
tu leve sombra de los pies al pecho.
2205Es la vida entramado de callejas,
de extrañas, múltiples intersecciones
de incógnitos origen y destino.
En cada cruce un aluvión de abejas,
nos ofrecen hirientes aguijones,
o dulce miel, en fallo repentino.
Y a ojos cerrados lo determinamos.
Por eso tantos nos equivocamos.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Ángeles-
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