Un día voy a descubrir
la geografía de tu espalda
con mis dedos,
separaré los ríos de las montañas,
separaré lo regional de lo general;
entonces trataré de acurrucarme
a tu pecho,
ahondaré en tus secretos,
esos que guardas corazón adentro,
seré tu cardióloga, contaré tus latidos.
Aunque estén las montañas húmedas
y los valles llenos de árboles,
caminaré montaña arriba
para desde la cima verte.
Si el cielo estuviera abigarrado
y el crepúsculo no pudiera mirar,
me quedaría despierta hasta la alborada
para verte llegar;
porque sé que un día junto a mi
el amanecer verás,
sé que cuando sepas que estoy en la cima
esperando el anochecer
conmigo las estrellas vendrás a contar.
Pero sé que me buscarás,
porque las olas te guiarán
desde abajo desde el mar,
en la arena estarán mis huellas,
de a dos van y yo sé que cuatro serán,
porque yo no puedo estar sin verte
y tú ¿acaso podrás?
Anda cuéntaselo al mar
es el buen consejero… respuesta te dará.
María Regueira López
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