Son de mar y noches de fiesta
entre ilusiones de amor e inocencia,
esas miradas que a todo incitan
y desconocen las desconocidas
de las mentiras hechas promesas
vomitando carmín en una esquina.
Transcurre un roce, que es solo un juego
que combina el alcohol con un pensamiento
en que los verdugos se justifican
para ejercer su cruel tiranía
abusando de lo que parecía un sueño
y tú soñaste... y fue pesadilla.
¡Goce el bastardo!, ¡goce en su infierno!,
con una condena en su fundamento
para que pueda gozar en vida
siendo la ramera que tanto aspira
dentro de una celda de sólo tres metros
con un compañero que exija compañía.
Pero solo es un afán que lleva
a cualquier reo a una sentencia
que nunca veremos cumplida
si hay un juez que así lo estima
aunque no crea en la jurisprudencia
ni en la versión de la víctima,
¿por qué no opuso mucha resistencia?,
o quizá... ¿por qué aún está viva?,
o... porqué la justicia es una mentira
que a la ley, ya no le interesa.
Luis Maria Saiz Laso
No hay comentarios:
Publicar un comentario