Sé que debo dormir,
para despertar temprano
con ganas de vivir...
Pero...
No puedo, leo todo lo
tuyo y lloro...
Tantos lugares...
Si te acuerdas, ya
fuimos a la luna y
te limpié los moquis
con mis manos,
y te conté 100 estrellas
bostezando con 4 besos
de piquito de avestruz...
Y tú, me regalaste una
flor de colorcito azul, de las
que dejó el principito
cuando viajó a esa parte
que inventaste tú...
Lloro porque mi río era
soledad, recogiendo
migajas de libros alcurnios
y tiempo de un lustro
infortunio, y llegaste tú
a regalarme tantos asuntos
que ahora ocupan mi
escritorio, y los lápices ya
gastados le piden
a las arañas hilo para
tejer lo tuyo mío, en un
cuaderno con bordes de
oro... Lo hicieron ellas con
su saliva de versos
para ti y para mí, que
miramos la noche
como si fuera ella,
testigo del mirar atrevido
de las arañas sureñas...
Sé que debo descansar,
pero estoy tan contenta,
que quiero jugar a que soy
tu niña, midiendo mi
cintura con las sobras
de las telas de arañas
y hacerme un traje
de volante con tu
camisa azul, con la que
te conocí risueño y
borracho de amar cada
personaje encerrado
en nuestro pequeño
secreto de salir a soñar...
Dos loquillos, inventando
ganas de reír y lágrimas
de versos vestidas
de cristales y sal...
¡Mucho que te quiero!
CARMEN CONCEPCIÓN -Puerto Rico-
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